Si yo fuese
grillo, me daría cuenta que hay personas que necesitan dormir.
Pensaba,
mientras me bajaba a las siete y cuarto de mi medio de transporte, con los ojos
como tomates, por solo haber dormido tres horas y cansada como un zombi, de
esos que salen en las películas sangrientas, oscuras y de supuesto terror y que además, siempre van andando con los
brazos caídos a lo largo del cuerpo.
Tenía que
andar un tramo de calle y miré a lo lejos las largas escaleras que me llevaban
a mi trabajo, por un momento creí que habían añadidos más peldaños. Las observé
tan bien como la primera vez, hace años. Subía todos los días esos escalones,
con alegría y energías, dispuesta para lo que viniese y con la certeza de
hacerlo bien, pero sentí que en lugar de subir, iba a escalar, esa era la disposición de mi ánimo, ese día. Era un día
tranquilo… menos mal, y volvería antes a mi casa.
Yo, que
padezco de un sueño excesivamente ligero o de lo que técnicamente se considera
“insomnio ocasional o frecuente”.
Yo, que
cuando tengo una preocupación, por lo que sea, doy mil vueltas en la cama y
acabo levantándome.
Yo, que me
conozco todos los ruidos, de una calle ruidosa y de todos los animalillos que
pueden haber de noche en un patio.
Yo, si yo,
esa noche… tenía sueño.
Hacía ya
varios días que por la noche, preparando algo de comer, oía por el ventanal de
la cocina que da al patio interior de mi casa, un grillo, haciendo lo que hacen
todos los grillos del mundo y que no sé cómo se llama. Porque una oveja bala,
una vaca muge, un caballo relincha…pero un grillo, no sé cómo se llama lo que
hace, dicen que “cantar” pero lo que se dice cantar…cantar, el de mi patio no
cantaba este “grilleaba”. Lo hacía a pleno pulmón, por el ruido que transmitía.
Me lo imaginé fuerte, sano, brillante y bien criado. Y en ese momento me sentí
contenta de que un grillo hubiese escogido mi patio interior, en lugar de otro,
para vivir.
Terminé de
preparar una ensalada y salí de la cocina sin hacer ruido, me agradaba ese
“grilleo” monótono y constante, e incluso imaginé que el animal debía estar
contento, por estar allí.
Esa noche,
me quede dormida con su ruidito y pensando, ¿cómo no se cansa? Porque la
potencia del ruido, llegaba hasta el dormitorio que está al otro lado, pero
como hace calor, todas las ventanas permanecen abiertas durante la noche.
Al día
siguiente, al entrar en la cocina y encender la luz, a las seis y cuarto, para
preparar café. El animalito se calló, esto que me hizo sonreír y pensar: “ el
pobre se calla, porque cree que ya es de día y que la luz, es el sol”. Sí, eso
fue lo que pensé… “el pobre”.
Han pasado seis
días y ya no pienso en él con tanta ternura, ni simpatía, no lo veo como un “pobre
animalito, brillante y contento”, sino como un animal molesto, como un
inquilino a la fuerza y no deseado.
Pero anoche…
anoche, fue insoportable. Imagino que durante estos días que ha estado en un
patio solo para él, ha debido tomar más vitaminas de la cuenta, porque los
“grilleos” son más potentes, con más brío, más fuerza, con más energías. Y eso
ya no me hace tanta gracia, más bien me molesta. Ya no se calla cuando se
enciende la luz de la cocina, creo que le ha perdido el supuesto respeto, que
creía, que le tenía al sol y que a mí al principio me hacía sonreír.
Me acosté,
como todas las noches. Cuando estaba bastante cansada, para poder dormir, pero
al contrario de lo que hacemos todos al acostarnos, que imagino que a todos nos
pasará lo mismo y damos un repaso a varios asuntos antes de quedarnos dormidos,
me sorprendí contando los ruiditos del grillo. Al contar el “”gric---gric””
numero quince, pensé : ¡¡¡ pero que estoy
haciendo!!!, ¿yo, contando los ruidos de un grillo?, ¡ hasta aquí, podíamos
llegar, por Dios Santo !
Me pareció surrealista y me acordé de cuando se dice que hay que
contar ovejitas para relajarse y dormir. El fundamento científico, que lo tiene, es la monotonía. Un pensamiento monótono y constante produce una relajación y esta ayuda al sueño. Esto también lo he hecho, a veces, todas
las ovejitas saltan una valla imaginaria, hasta que me aburro y veo una negra
saltando en dirección contraria, que además es la única que tropieza con la
valla y se me antoja a menudo que soy yo. Entonces pego un salto de la cama y
me dirijo a la cocina, que más que una cocina parece una herboristería, porque
tengo todas las tisanas de plantas, más de las nadie se pueda imaginar. Tomo la
primera, la que sea y la preparo tan caliente, que con frecuencia, antes de que se enfríe,
para poder tomarla, ya me ha entrado sueño y la dejo en la mesa, para ver al
día siguiente, que de un color miel que debía tener, ha pasado a un tono
verdoso oscuro y digo: “ pues esto, tan
sano… no debe ser tampoco”.
Anoche hice
lo mismo, pero con el firme propósito de encontrar al día siguiente al
animalito y transportarlo en un caja, a un parque que hay cerca de mi casa y
por supuesto liberarlo, sería incapaz de matarlo, más que nada, porque soy
incapaz de crear a un grillo con vida y no me siento con derecho a quitársela.
Pero antes,
he querido informarme sobre su forma de vida y el tiempo que viven, porque si
es poco tiempo, no pienso trasladarlo, lo dejaré donde él quiere estar.
Así que
pregunté al científico que todos los que estamos leyendo esto, tenemos en nuestra
casa y que se llama Profesor Google y me dijo:
El nombre
científico es “ acheta domesticus” y
solo cantan los machos, curioso ¿eh?
Y aunque en Méjico,
grillo se refiere a una persona involucrada en política, aquí no es más que un
simple animalito, depredador, territorial y que excava galerías de medio metro,
para depositar sus crías. Manteniendo la entrada a su cueva muy limpia, para
cantar y atraer a la hembra.
Los
chillidos de un grillo, pueden servir como indicador de la temperatura, aplicando
una formula matemáticas:
No hay acuerdo sobre el
tiempo que viven, pero parece ser que algunos hibernan y viven varios años.
Todo esto es información
sacada de “Wikipedia”, que conste, yo no tenía idea de nada de esto. No llegan
a ser mis conocimientos tan amplios en algunos asuntos. Más bien creo que solo
tengo conocimientos amplios en un par de cosas en la vida, en lo demás, como la
mayoría… conocimientos de “andar por casa”.
Y ahora me pregunto,
¿cómo lo voy a echar de mi casa?, si se que se llama “acheta” y ha hecho una galería, que le ha debido costar mucho trabajo y además la mantiene limpia
para atraer a la hembra, ¿y si tiene ya crías?, ¿qué serían de ellas? Además
parece ser que a la única a la que le molesta es a mí.
Solo encuentro una
solución, lo buscaré, lo observaré e intentaremos tener una conversación sobre
horarios, aunque no creo que se atenga a razones, me conozco, acabaré cediendo
y sé que al final seremos buenos amigos.
Incluso cuando deje de oírlo,
seguro que sentiré pena, de notar que mi amigo “acheta” ya no está en mi patio.
De momento he pensado,
ser invisible para él, no lo molestaré y lo dejaré vivir en el patio hasta que
quiera y cuando se quiera marchar, a excavar otra galería, solo tendrá que
irse, no tendrá la obligación ni de decirme adiós.
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