Desde muy
pequeña la casa de mis abuelos, en verano, fue un gran refugio para mí. Allí no
había estudios, todo era diversión y consentimiento por parte de ellos. Era por
así decirlo mi paraíso particular cerca de lo que más me gustaba. El mar.
Dentro de
unos días volveré. Ellos ya no están, pero no me siento triste. Durante mi
infancia y mi adolescencia disfrute tanto de ellos como ellos de mi. Por eso me
siento llena de recuerdos a cual más grato. Recuerdos que no me producen
pesadumbre sino todo lo contrario alegría y felicidad.
Tenía mi
escondite, solo mío.
Siempre creí que era un secreto que guardaba en lo más
escondido de mi, pero nunca comprendí, aún niña, como mis abuelos cada vez que
creían que tenían que decirme algo importante , daban conmigo.
Luminoso, en
la planta alta de ese antiguo caserón, con un ventanal desde donde veía el mar
y también desde donde me podía pasar las horas muertas leyendo, soñando o
simplemente asomada a la ventana.
Esperando que poco a poco, llegase la hora de la marea
baja y viendo cuando estaba tan baja, tan baja los restos de mi barco pirata,
entonces era el momento de volver corriendo a la playa.
Mi abuelo
que sabía lo que me gustaba, estaba más pendiente que yo.
Aún recuerdo
su voz diciendo: Clara “ya…corre, vamos”. Yo sabía lo que significaba, iba corriendo
a su búsqueda y nos íbamos a ver "el barco pirata".
Siempre le
preguntaba como había llegado hasta ahí y cada vez era de una forma distinta, esto hacía que deseara volver a verlo para comprobar la nueva historia.
Nunca me
dejo acercarme tanto como hubiese querido.
Aún con la
marea baja había que andar hasta dentro del agua un tramo.
¡No te
acerques tanto! Me decía una y otra vez. “Son restos con madera y te puedes
hacer daño”.
Dentro de
unos días voy de nuevo. He consultado un calendario de mareas y sé que en ese
lugar, estará muy baja.
Ya no me
podrá decir que no me acerque, pero él siempre estará allí mirándome y yo
siempre estaré pensando y dudando cual sería la nueva historia que me contaría.
Con el
tiempo me di cuenta que los "barcos piratas" que todos soñamos de pequeños, no
existen y que no se quedan abandonados en las orillas, para que niños curiosos como
yo soñaran con historias fantásticas.
Iba cargada de hombres con ilusiones y esperanzas en un mundo "nuevo y mejor".
Y que algunos
de ellos no pudieron desembarcar.
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