sábado, 30 de marzo de 2013

MI PIRATA



Pensaba en “mi pirata”, acababa de decirle adiós. 

Y como todos los días me dirigía camino de mi transporte, tuve suerte aún siendo lunes había sitios libres, recordé que era no sé qué santo de una facultad. Qué bien – me dije – esos estudiantes hoy no trabajan.
 
Me acomodé cerca de una ventana. Si miro a la calle me aíslo un poco y el recorrido se me hace más liviano.

Él es distinto a todos los demás hombres del mundo –pensé.
Es “mi pirata”, creo que nadie se lo había dicho antes o eso al menos es lo que me gusta imaginar a mí. Que yo fui la primera en ponerle ese nombre.

Hacía ya algún tiempo que no le decía “te quiero” pero no hace falta decirle a alguien que lo quieres constantemente para que lo sepa, se sabe de muchas formas. Incluso con el silencio.

Y notas aun sin decirlo cuando esa persona empieza a quererte en silencio, sin palabras, sin miradas, con ausencias, e incluso en la distancia, intentando entrar muy despacio en tu mente. Solo para rozar con su alma la tuya. 

Entre estas personas la distancia no se mide en kilómetros, sino en pensamientos y en latidos del corazón.

Con una simple conversación sabes que algo muy especial que te une a él. No sabes que es, ni porqué esa conexión tan distinta que no se tiene con los demás y que muy pocas veces sentimos a lo largo de nuestra vida, de una forma tan fuerte.

Debe haber algo que se escapa a nuestro entendimiento, algo inexplicable, para que dos personas tan distintas puedan llegar a ser tan afines, en sentimientos.

Es posible que si mirásemos al cielo. El cielo que a todos, estemos donde estemos nos une y observásemos con corazón y ojos de poeta .Veríamos brillar unos hilos de cristal que irían uniendo a las “almas gemelas”, las “existencias paralelas”, los “destinos encontrados”, las “no casualidades” …y nos asombraríamos de las conexiones que podemos tener con personas que no conocemos y que seguramente jamás llegaremos a conocer. Pero que ellos están allí y nosotros aquí, al otro lado del mundo unidos por ese hilo frágil y brillante.

Quizá esto sea por un fin concreto, si no fuese así, ¿porqué estaríamos conectados?

Cuando pienso en él, en “mi pirata” no lo veo nunca navegando en un barco ni en medio del mar, lo siento navegando por mi alma y cuando está cansado lo noto descansar en mi corazón. Allí tiene su refugio y que nunca nadie podrá invadir ese rincón, solo de él, porque nadie más sabe dónde está.

Por muchas personas que lleguen a nuestra vida, siempre hay alguien muy especial y aunque pase mucho tiempo siempre estará a nuestro lado. Los piratas de verdad, saben que existimos, aún cuando no estamos presentes.

Además como los buenos  amigos, nunca hacen preguntas,  creo que adivinan las respuestas y si saben algo más de ti, te asombras cuando lo descubres, porque lo han tenido callado, en silencio y para ellos.
Cuando crees que ya es imposible que te puedan sorprender lo hacen de tal forma, que tu alma se estremece de gratitud y de amor.
Aun sin decirlo, sabes que piensan en ti porque lo notas, al igual que puedes sentir su angustia cuando la tienen y la callan.
 
Normalmente saben leer entrelineas una mirada y dejar mensajes sutiles, también entrelineas para que tu corazón los descifre. Esto hace que se les quiera mas. Mantienen viva la inquietud y el interés.

Puedes guardar a lo largo de tu vida, las frases bonitas, los “te quiero”, la música, la alegría de haberlos conocidos , las flores más hermosas que existen porque vienen de ellos y el agradecimiento y el amor por el tiempo de felicidad.

No todo el mundo tiene la oportunidad  de conocer, reconocer y querer a una persona así.

Yo he tenido esa suerte y por eso le debo este pequeño relato. Que es solo y para ti.

Siempre está conmigo, en mis alegrías diarias y en mis desvelos, en mis sueños y en mis pensamientos.

Y aún después de mil años seguirá navegando en el mar de mi alma.

Cuando dejé de mirar por la ventanilla, habían pasado varias paradas más, pero no me importó. Bajé del autobús sonriendo y feliz. 

Me consideraba afortunada.

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