Por fin
llegó la primavera, dirán algunas de las personas que leen esto.
Para mi esta
estación del año, no está entre mis preferidas, el organismo empieza su
despertar, cosas ocultas que en invierno están latentes, comienzan a salir a
flote y además siempre he pensado que no es buen tiempo para las operaciones
complicadas. Aparecen: las alergias, los
dolores articulares (por lo cambiante de la estación), las dermatitis, las astenias
primaverales, los pájaros piando todo el día, el calor … y comienza mi estrés.
Al ser más
largos los días y durar más la luz solar, creo que mi día es más largo, por lo
que decido hacer muchas cosas más, mas actividad. Me gusta la actividad.
Nunca he
comprendido a las personas que dejan pasar horas en pasividad. Me dan ganas de
cogerlas por los hombros y decirles: espabila, muévete, no te relajes tanto,
son tres días… son solo tres los que estamos aquí y hay tantas cosas que ver,
hacer y descubrir.
Sin decirle
nada, como mujer inteligente que es, lo nota en la piscina.
Para mi
relajarse es dejar un poco de vivir.
Mirar y
pensar en el infinito esperando, ¿qué? Una respuesta, ¿qué respuesta? Si yo no
le he hecho ninguna pregunta. Creo que el infinito debe de estar tan
inmensamente lleno de preguntas de
todos, que cuando le tocase a mi respuesta, ya estaría en otra dimensión, así,
que para ¿que preguntar?, no me llegaría a tiempo de ponerla en práctica.
Pues bien, ella es muy especial. Es del tipo de personas que jamás pisa una conversación,
cuando hablas creo que te escucha y te oye con todos los "puntos" y las "comas" y
siempre se queda callada un momento por si tu mente ha dejado de comunicar algo
y decides hacerlo de pronto.
Es simpática, divertida y lo mejor que tiene es su
sinceridad, sabes que nunca mentiría, porque se le notaría en la forma de
mirar.
Además es
casi la más fiel seguidora de estos cortos relatos, a menudo en el momento de
editarlos y tan solo a los tres minutos, sale la reseña de haberlos leído, cosa
que no todo el mundo hace, leen y no comentan. Desde aquí te doy las gracias Lisi, sé que eres una buena y gran lectora y tu opinión cuenta.
Este relato
será el último en mucho tiempo y quería dedicártelo a ti.
Sabes que el
lunes por la tarde hemos quedado. Vamos a por los bikinis, prenda que no es
útil para nadar, pero da igual. Como dice ella, siempre es mejor estar morena
entera, que no con las marcas de un bañador sea deportivo o no.
Vive en una
localidad muy cercana a mi ciudad y adonde me suelo desplazar con bastante frecuencia.
Casi siempre en tren.
Tomaremos
café y al comercio. ¡Que ella sabe!.
Allí puedes
encontrar cualquier tipo de bikini, bañador, pareos, top, camisetas, lo que sea
para la playa.
El año pasado,
fui con ella a comprar unos bañadores y me dijo:¿nos probamos bikinis?, ¡no! Son
incómodos para nadar en la playa -¿y qué?, ¡se atan más fuerte y ya está! –contestó.
En los
probadores solo te dejaban cinco artículos, de forma que entre las dos llevábamos
diez y como son contiguos, solo teníamos que levantar la mano para
intercambiarlos, lo único que se nos oía decir es: ¿cómo te queda? ¡bien! A lo
que siguía y es muy “mono”.
Todos son
bonitos y nos quedan bien, así que siempre hay un problema “elegir “y cuando una
mujer elige bañador o bikini ,antes, sale de la tienda, da un paseo, se llega a otras tiendas, toma un
café, habla del modelo, le ve los “pro” y los “contra “ ...y muy al final decide.
Una vez que
el modelo de corte está decidido, empiezan más dudas: que si liso, estampado, con lunaritos, rayitas, étnicos,
etc.
Esto te
lleva también un buen rato, ya dentro de la tienda elegida, de forma que al tiempo de estar
allí, la dependienta se olvida un poco de ti y comienza a atender a otros
clientes, algo que a las dos nos encanta, porque tenemos encima del mostrador
todo lo que necesitamos para elegir.
Yo aparto rápidamente
los de dibujos étnicos, no me gustan.
Ella es más
decidida que yo y creo que desde la primera vez ya sabe el que quiere. Es una
prenda que utiliza mucho.
Sentimos la
misma pasión por el mar y las dos sabemos que el mar en invierno es una de las “maravillas
del mundo”, no importa el frio, sino está revuelto, hay que nadar.
Yo muy audaz
y atrevida en mi trabajo, para algunas cosas tardo mas en elegir.
Opté por uno
marrón con lunaritos en algunos cortes, era bonito, poca tela, pero bonito.
Este año
repetimos la misma operación, seguro que ella tiene pensado el color, el
estampado, el corte y ya sabe lo que quiere.
Me dejaré
asesorar, el del año pasado sirvió para nadar, aunque con sus reservas, la
parte de arriba había que controlarla bastante. Pero no importa esa playa está
siempre casi desierta.
Será una
tarde divertida, como cada vez que quedamos. Esperemos que Cecilia e Imma se
puedan unir a nosotras.
Sería la tarde
perfecta para unas amigas. Ir de compras.
Me gusta
estar con ellas.
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