Mismo trayecto, de todos los días. Hoy entraba algo más
tarde, iba a trabajar después de mi
piscina diaria.
Mi transporte lleno de estudiantes. No sé por qué ser
estudiante indica tener que llevar una mochila inmensa, como verdaderos
alpinista. La música puesta con los
auriculares del teléfono y a la vez ir mandando mensajes a otras personas
que en pocos minutos vas a ver.
Todos eran iguales.
De pronto, me sorprendí a mí misma, diciéndome: Dios
mío son clones, nos invaden.
Bajé dos paradas antes, para dejar sitio a esa nueva tribu.
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