Mi recorrido diario me lleva hoy a un estudio introspectivo
de un miembro joven de una familia cualquiera.
Cualquier madre tiene dentro de sí, un ser distinto y
desconocido para sus hijos.
A veces pensamos que
mamá o mami. Engloba a la totalidad del ser de una mujer, pero no es así.
Sería preciso que nuestros vástagos nos viesen trabajando en
nuestros puestos de trabajo, para que además de como mami, viesen que somos
verdaderas fieras luchando por otros motivos.
Así lo decidí, y un martes complicado de trabajo, pedí un
permiso especial para que alguien de mi familia me viese trabajar. Se quedaría
en la antesala, no podía estar dentro, pero vería lo suficiente para darse
cuenta que detrás de la palabra mamá había alguien más.
Fue un trabajo difícil y complicado y a mitad de él, llegue
a arrepentirme de que estuviese ahí. Pero como siempre pienso. Lo hecho, hecho
está.
Cuando salí, lo vi pálido, no me dio tiempo a decir nada,
incluso sus ojos me miraban de forma distinta, solo dijo mamá y se abrazo. Creo
que llego a llorar, porque sus ojos claros estaban húmedos.
Desde entonces se que cuando dice mamá, ve a alguien más
dentro de mí.
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