¡Vaya hace
frio! Lo reconozco, pensaba-mientras buscaba los guantes en el bolso al salir
de mi casa. Sentía frio pero no me desagradaba, es algo que tiene solución y a
mí me da vitalidad.
Además
llovía, ideal, para mí.
El otoño y
el invierno son mis épocas estrellas, quizá porque llueve, hace frio o por
haber nacido en otoño, sea como sea, me gustan esos meses.
Hoy
centraría mi estudio en los paraguas de colores, es algo en lo que no me había
fijado a menudo. Como cuando llueve yo también lo llevo abierto veía solo los
más alejados.
Comencé
fijándome en uno con distintos tonos de verde, bonito me dije. Otros
estampados, con rayas, cuadritos, flores, pintados a mano (se notaba), tantos y
tan variados como gotas de agua.
De repente
me paré en seco, al salir de mi casa había cogido un paraguas de una paragüera
que hay. No sabía el color del mío. Miré hacia arriba y me conforme era un
color que me gustaba.
Después me
dije, me tenía que gustar. Solo hay un color en el mundo que no me gusta y
nunca hubiese comprado un paraguas así.
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