¡Qué tarde
es! Y mañana madrugón, entro temprano pero no puedo parar de escribir. Yo misma
me pongo un tope 1.30 como máximo, después a dormir.
Pero antes tendré que mirar los correos, es lo que hago todas las noches cuando me voy a
acostar, si no en dos días se me amontonan y me da pereza leerlos. Les hecho
un vistazo por encima y algunos los agradezco y los veo con mucho interés.
Es lo que me
pasa con los correos que me manda una amiga y compañera de piscina. Puedo abrir
sus correos sin preocupación alguna, sé que todo lo que traen es bueno y
agradable.
Creo que es
una de las personas que mejor cocinan, claro está…de las que yo conozco.
Tenemos un
humor similar, a veces con solo mirarnos nos reímos de alguna situación que
nadie de los que están con nosotros a notado o de algún suceso que se puede
dar.
Lo reconozco
soy una persona que me río mucho, me divierten situaciones que los demás no
captan, pero ella sí ¡seguro!
Cuando
terminamos nuestro largos correspondiente los no correspondientes y los
combinados de todas las formas posibles. Hasta hartarnos de agua. Hacemos los mil malabarismos que nuestro
monitor - entrenador Paco nos exige, con cinturón, con pull, con balones y con
cualquier otro artilugio que se le ocurra sin olvidar nuestros "deportivos marca palotes" tu sabes a lo que me refiero.
Pasamos a las duchas, y de ahí a los
vestuarios.
Es aquí
donde comienzan las conversaciones interesante.
Se habla de
todo, pero sobre todo de comidas.
Digo yo ¿
será, porque acabamos de realizar un ejercicio y no esta nuestras mentes para
pensar en otros asuntos menos mundanos y en esos momentos nos parece el tema más
interesante del mundo?
Me quedo
asombrada todo el mundo cocina estupendamente. Solo escucho, no estoy muy
puesta en esto de las exquisiteces culinarias como para opinar.
Hacen maravillas en la cocina. Yo no. Yo lo normal, normal.
Pienso
- bueno, tengo otras habilidades que la mayoría
de las personas que están aquí desconocen y que seguramente se quedarían
asombradas al saberlo. Esto hace que sonría para mí misma. Me tranquilizo y
sigo escuchando.
Pero cuando
habla mi amiga pongo toda la atención del mundo.
Como estamos
en los vestuarios algo alejadas, cuando no oigo cualquier cosa de sus recetas
me acerco y le digo mándame un correo. Sonríe, me dice que sí y lo manda.
Hay personas
que son verdaderos artistas en estas cuestiones y sin dudarlo mi amiga, es una
de ellas.
Hace poco me
mandó unas fotos de tartas. Lo primero que hice fue llamar a mi hija y las dos
con la boca abierta delante de esta pantalla dijimos, ¿pero esto se come? Eran
verdaderas obras de arte, unas maravillas para la vista.
¡Qué pena¡ -pensé-
que una cosa tan bonita acabe digerida por unos vulgares jugos gástricos y unas
enzimas que todas acaban en “asa”. Que por cierto, es la terminación de todas las enzimas pancreáticas.
Os aseguro
que si yo fuese capaz de hacer algo así, no dejaría ni que lo mirasen. O que lo
mirasen muy de lejos.
Imagino que
su cocina tiene que ser como un buen quirófano, sin faltar de nada, donde un
cirujano puede entrar a operar sin decir que tipo de operación va a realizar,
porque no carecerá del instrumental ni el material necesario.
Desde aquí
te digo, que lo he intentado con todo el empeño del mundo, pero solo me he quedado
en el bizcocho. Que eso sí, oler olía muy bien pero un poco, bastante tostadito
quedó, sobre todo por abajo.
Bueno, la
verdad es….. por abajo se quemó casi del todo.
Nadie tuvo
el valor de probarlo.
Yo me decía
¡es el horno! Que no le tengo cogido el punto. Creo que es lo que se suele
decir en estos casos, ¿no?
Lo volveré a
intentar, soy persistente.
En cuanto
tenga un día libre será el día del bizcocho y quizá cuando haya hecho cinco o
seis, habré dado el primer paso.
A Cecilia.
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