miércoles, 27 de marzo de 2013

DE " SEMANA SANTA "......A " FERIA "



A mí desde siempre y sintiéndolo mucho por todas aquellas personas que viven la semana santa, lo que realmente me gusta es la feria. Me gusta divertirme, reírme, reunirme y bailar. Lo que más, de lo que más es bailar.

Ya no solo sevillanas sino cualquier tipo de música, es oírla y parecen que mis piernas y mis brazos actúan con independencia de mi cerebro y mi sentido común. Primero lo hacen con precaución, como para que yo no me dé cuenta de que van a empezar a actuar, después se disparan y mi cuerpo los acompaña.
Esto aunque parezca raro, es sin que mi cabeza de su consentimiento. Por eso me gusta la feria, allí bailo  todo lo que ponen, sea lo que sea.

En mi casa cuando estoy sola, suelo poner la música alta. Siempre he creído que mi vecina Carmen padecía una leve sordera y no le molestaba, pero al cabo de los años he dejado de creerlo para manifestarlo abiertamente.

Cuando hay gente en mi casa, me paseo de un lado a otro con el mp4 en un bolsillo y los inmensos cascos puestos. A veces, si esto lo hago estando sola, no oigo ni teléfono, ni timbre, ni nada de nada. De forma que cuando me dicen… ¡llamé, pero no había nadie! Siempre contesto: ¡sería cuando estaba en la azotea!

Pero volviendo a la semana santa. Lo que más me gusta estos días es caminar… largas caminatas.

Siempre me digo ¡donde los pies me lleven!, claro recordando que esos mismos pies son los que me tienen que traer de vuelta, porque esto más de una vez lo he olvidado.
De mi casa al paseo que suelo coger habrá unos trescientos metros, camino corto, pero que en estas fechas está lleno de gentes, todo el mundo está en la calle.

Hay que tener cuidado, por ejemplo: si te vas encontrando gente conocida todos te harán la misma pregunta ¿has visto salir, a tal o cuál hermandad? Da igual lo que contestes: sí o no, es lo mismo.

Te contaran el recorrido desde la iglesia de salida, a la “Campana”, los movimientos de los costaleros, las cosas que le decían al “paso”, lo bonita que es la Virgen, los niños tan graciosos que iban con sus padres, también vestidos de nazarenos, los conocidos que hacían años que no veían y habían tenido la suerte encontrarse, todo, todo.

Una forma de acabar la conversación para mi es preguntar: ¿ qué banda  acompañaba al "paso"?, la mayoría no lo saben y dan el tema por zanjado, se despiden de ti, no sin antes recomendarte la “salida” que no te debes perder. Como si tu vivieses en otra ciudad o fueses extranjera.

A mí lo que me gusta oír son las bandas, será por lo que me gusta la música. Por eso hago esa pregunta.

Algo imprescindible para mí estos días de caminata, además del vestuario apropiado para ello, es: pelo recogido, gafas oscuras, una gorra con bastante visera y un reloj también grande.

Sales de tu casa casi camuflada y cuando ves a alguien, que sabes lo que te va a contar miras el reloj por si te ha visto y te reconoce, pero lo miras varias veces, de forma que casi cuando estés a su altura, te vea mirarlo.
Dices: adiós, ¡uf, casi no llego!, aligerando el paso. Y ellos siempre contestan lo mismo: adiós, ¡siempre vas corriendo a todas partes!, a ver si un día quedamos. ¡Claro! Respondo y sigo mi recorrido. 

La verdad es que este método da bastantes buenos resultados.
Y pienso: ¡uno esquivado!

Muchas veces me he preguntado: ¿ por qué no será antes la “feria” y después la “semana santa”? Lo lógico es divertirte primero y si te has divertido demasiado, arrepentirte después. Pero casi nadie está de acuerdo conmigo y empiezan a hablarme del calendario romano, de la Cuaresma y hasta de los equinoccios de primavera, donde ya me pierdo por completo; así que decidí hace mucho tiempo omitir esta pregunta, lo acepto como es y punto.

El lunes por la tarde voy con una amiga a ver los trajes de “gitanas”, este año lo llevaremos de lunares de “galleta”. Hace varios años que decimos lo mismo, pero me parecían muy atrevidos, hasta hace poco. Así que la convencí.

Los trajes de lunares de “galleta” son aquellos cuyos lunares son del tamaño de una galleta que lleva el nombre de la madre de Dios. Pero de las hojaldradas que son más grandes.

A mi estas galletas no me gusta, bueno estas ni ningunas.
Afirmo abiertamente y sin ningún tipo de pudor que no me gustan las galletas. Las aborrecí desde la primera vez que recuerdo haberlas probado.

Pero con estas precisamente, de pequeña, cuando tu madre piensa que estas en edad de comer galletas, que nunca he sabido qué edad es… por otro lado. Y es que, una cosa te gusta o no te gusta y a mí nunca me han gustado.

Con este tipo de galletas me ocurrió una cosa que a mi edad me sorprendió.

Se me calló una en un vaso de leche y como no me gustaba, la deje que se hinchara, se hinchó al principio por el centro, después empezó por el alrededor de forma que abarcó todo el vaso y necesitando más espacio aun, comenzaron a elevarse los bordes, casi por encima del nivel del líquido.

Este descubrimiento me hizo pensar, que si hacia esto en un vaso de leche, en mi estómago que lógicamente tenía más capacidad, ¿qué ocurriría?

Desde ese momento deje de tomar galletas, además de no gustarme su sabor, tampoco me gustaba la manera de expandirse. Llegué a deducir que si en vez de un vaso hubiese sido una ensaladera o una pecera también hubiese llegado hasta sus paredes.

Pues bien, volviendo a mi traje de gitana, el color ya lo tengo decidido, nunca he tenido un traje del color que he pensado y este será el primero.

El único adorno del traje son las dos docenas de lunares de su tela, claro más los “avíos” propios para tal evento: matoncillos, peinetas, pulseras, pendientes, flores, etc. Y todo lo que te quieras poner encima, que al cabo de una hora bailando te sobra y te molesta.

Mi amiga también es muy discreta en los adornos. El lunes vamos a elegir y el martes por la tarde si podemos a recogerlo todo. Todavía nos queda tiempo para los preparativos.

Yo opto por llevar en el pelo una sola flor natural.

Me gusta cada día ir a comprar una.


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