lunes, 25 de marzo de 2013

" TORRIJAS "



Ayer llamé a mis amigas, las que en total, somos cinco. Es “semana santa” y como no voy hacer nada especial, decidí que pasar un tiempo con ellas, sería algo especial para todas.

Llamé a las cuatro, una de ellas, no podía reunirse con nosotras, tenía a su niño chico “malo”. Le dije que por la tarde me pasaría a verla a ella y al pequeño para ver como seguían.

Las tres restantes quedamos a las nueve y media no disponía de mucho tiempo y solo era para comentar una idea que había tenido.
Como siempre, a cualquier idea de una de nosotras, las demás, decimos: ¡sí! Y seguidamente preguntamos ¿es buena?

A mí me parecía buena, ¡claro era mía! 
Este es el tema: mañana libro, nos reunimos a las diez, tomamos café y planeamos los preparativos para hacer “torrijas”, los panes fritos estos de semana santa que van con - no sé qué- y miel, mucha miel.

A mi particularmente no me gustan las cosas dulces, pero la miel sí, creo que es uno de los alimentos más completos que existen.

¿Tú sabes?, fue la primera pregunta, ¿yo? No –respondí. Entonces ¿cómo se hacen?, no sé, pero se lo preguntaré a mi madre seguro, que sí lo sabe.

Después de enterarme bien y anotar todos los ingredientes, las volví a llamar, me dijeron, que por favor me encargarse yo de todo. Bien, de acuerdo, mañana a las once en mi casa. Las haremos allí.
 
Me habían insistido en que el vino debía ser de muy buena calidad y como yo no sé muchos de esto. Así como de otras, muchas más cosas en la vida. Creí, que la calidad iba relacionada con la graduación y cogí uno que ponía 15º, este tiene que ser bueno –pensé- además era de unas conocidas bodegas de Jerez.

En mi carro estaban todos los ingredientes, me fui a mi casa, era algo tarde y quería volver a recordarles lo del día siguiente.

¡Ya está todo!, les dije, mañana  “manos a la obra”. Bien, contestaban entusiasmadas, ¡qué buena idea has tenido!
Que ese cumplido venga de mi amiga María, es todo un halago, ya que ella suele ser la que tiene las ideas más ocurrentes. Trabaja en una agencia de publicidad, debe ser por eso… digo yo.
Cuando llegaron, pensé que todo estaba ya preparado, pero no era así.

A lo largo de todo el mostrador de la cocina, habían empezado a organizar un sinfín de cacharros: fuentes, cuencos, platos, etc. Todo tenía una finalidad concreta.
La organización, comenzaba con todos los ingredientes y después de esa interminable fila de recipientes, estaba la placa de cocinar.

Solo dije: ¡antes de iros, esto se tiene que quedar como estaba!, ¿eh?, me miraron riendo y dijeron ¡claro que sí!, yo también reí… pero con dudas.

Aurora, la administrativa, era la que dirigía la operación. A mí me colocó al principio de la fila, mi único cometido y según ella , el más importante, ir mojando los panes cuadrados en ese vino que decían que era tan bueno. Pero los tienes que dejar que estén empapados, muy empapados.

Yo los sumergía y cuando acababan de hacer “burbujitas” los volvía a sumergir otra vez, al sacarlos casi se deshacían, pero siempre según ella, esa era la proporción idónea que necesitaban.

Roció, estaba a mi lado. Cantado como siempre. Era la que tenía que rebozarlas en huevo. Es enfermera y me decía ¿tú no crees que este vino, puede ser muy fuerte para esto?, ¡qué va! Contestaba, me han insistido en que tiene que ser de muy buena calidad.

Ella, se las pasaba a María que las iba escurriendo un poco y por fin llegaban al final de la cadena, que era Aurora que las iba poniendo en aceite hirviendo. Este trabajo en cadena me pareció monótono y pregunté: ¿ponemos música?, el “sí” fue: fuerte, alto, claro y unánime.

Pues,!música a tope! Al conectarla saltó “Bailar hasta morir”, esa era nuestra canción – grito de guerra- desde hacía mucho tiempo, desde que nos conocíamos, era como si al oírla se nos fuese la vida, bailando como “posesas”. Nos miramos las cuatro y empezamos a reírnos.
La cosa se fue animando. La cadena, que éramos nosotras, comenzó a bailar al principio disimuladamente, pero después, yo que era la primera y tenía más tiempo, comencé a bailar a mi forma, mientras llegaba mi turno de trabajo.

Pronto me di cuenta que no era la primera ni la única.

Todas estábamos cantando y bailando, sin dejar que esa cadena se rompiese.
Fue Aurora, la que dijo: creo que es una tradición comerse las que salen al principio pero sin miel, ¡pues vamos -contestó- una de nosotras!

Al probarlas, noté que el vino debía ser de muy buena calidad, porque sabía mucho a él. No dije nada. Ellas decían ¡que buenas!, cuando tengan la miel estarán mucho mejor.
Después de la primera catación, vino la segunda y la tercera de forma que en la bandeja final solo habían tres panes cuadrados fritos, mucha música y mucho baile.

Me di cuenta que faltaban ingredientes y me ofrecí voluntaria ir a por ellos, eso me despejaría un poco. Seguía pensando que ese vino era excesivamente fuerte.

De repente caí en algo. La graduación del alcohol, es directamente proporcional en su evaporación a la cantidad de calor recibida por él. En resumidas cuentas, estábamos haciendo “torrijas borrachas”… pero no de miel.

Me hice con los ingredientes y volví, dispuesta  a contarles mi deducción, pero ya lo habían notado. Habían hecho café.

Lo comentamos mientras lo tomábamos en el patio, hacia frio y algo de viento y nos sentó bien a todas.

Al comenzar, la hora de las “confidencias” me levanté y decidí que era mejor volver a la cocina.

Reanudamos nuestro trabajo, ya sin ganas y sin música para entretenernos menos y agilizarlo. Cuando acabamos, era algo más de las cuatro de la tarde. Estábamos cansadas y hartas de la “brillante idea”.

En el fregadero había una pila interminable de chismes y dos bandejas grande, muy grande, las mayores que tenía en mi casa, llenas de una inmensa cantidad de “torrijas beodas “ dispuestas en el otro mostrador.
 
Comenté que tocaba limpiarlo todo y me contestaron que a las siete volverían. Son las siete y veinte y no ha llegado aún  nadie. Las esperaré, no pienso quitarlo todo yo sola. Son mis amigas y confío en ellas.

El año que viene, creo que mejor las compramos.

¡Vaya!, el timbre.





No hay comentarios:

Publicar un comentario